Hoy vamos a hablaros sobre la audición. Seguramente es un tema al que no le damos la atención que se merece. La tecnología, las discotecas, etc. están influyendo de manera decisiva en nuestros oídos y no nos damos cuenta.
Para hacernos una idea de donde estamos, es muy ilustrativo el dato siguiente: la pérdida de audición es el tercer problema de salud más común en los Estados Unidos. Cuatro de cada cinco personas tienen problemas auditivos, o conocen a alguien que padece esta afección, según publica kfdm.com.
36 millones de norteamericanos padecen algún tipo de pérdida de audición, pero tan solo la cuarta parte de ellos reconoce su problema y busca tratamiento. Esta cantidad de afectados es muy superior a la de las personas que sufren enfermedades cardiovasculares, cáncer, esclerosis múltiple, ceguera, enfermedades renales,… Asimismo, cerca de uno de cada cinco adolescentes norteamericanos tiene algún grado de pérdida de audición, índice que ha aumentado considerablemente durante las últimas dos décadas.
Y diréis ¿qué tiene que ver esto con España? Pues es muy sencillo, todo lo que pasa en Estados Unidos termina llegando a nuestro país, más tarde o más temprano.
Con el aumento de la edad, nuestra capacidad auditiva se va perdiendo de forma gradual y apenas perceptible. Vamos dejando de oír sonidos como el gotear del grifo, el runrún del frigorífico o el sonido de los pájaros. Se tiene que subir el volumen de la televisión, se escuchan peor las voces de las personas y los eventos sociales se convierten en situaciones cada vez más incómodas al no poder seguir las conversaciones, ni diferenciar los sonidos.
En general, las personas con pérdida de audición experimentan cada vez más dificultades para distinguir unos sonidos de otros cuando hay muchas personas. Es decir, se deteriora la capacidad de prestar atención al sonido relevante del ruido de fondo. A menudo la pérdida de audición pasa desapercibida, y sin saberlo, esta discapacidad puede tener un impacto negativo en la vida cotidiana del afectado, en las relaciones familiares, con los amigos y compañeros de trabajo. Varios estudios científicos demuestran que la pérdida de audición influye significativamente en la calidad de vida y en el bienestar de la persona.
Tratamiento de la pérdida de audición
Hoy en día, no existe una cura para la pérdida de audición. En la mayoría de los casos, la pérdida de audición se produce por un deterioro o muerte de las células ciliadas que se encuentran en el oído interno, en la parte denominada cóclea o caracol. De momento, estas células no han conseguido ser regeneradas.
La solución más habitual para la pérdida de audición son los audífonos. Estas prótesis auditivas amplifican los sonidos aprovechando la capacidad de audición que aún queda. Hoy en día hay una gama inmensa de audífonos, desde los más sencillos y económicos hasta los digitales. En Audioptica contamos con profesionales que tratarán este problema adecuadamente y ajustarán el aparato de forma especializada para adaptarlos a la pérdida auditiva, sacando el máximo provecho al dispositivo.
Implantes
Otra solución son los implantes, tratamiento adecuado para algunos tipos de pérdida de audición. Hay de varios tipos, los implantes de conducción ósea, los implantes de oído medio o los implantes de oído interno. Principalmente, se recurre al tratamiento con implantes en pacientes con pérdidas de audición congénita, o pérdidas profundas o severas. Ya que este tipo de tratamiento es más costoso, requiere de cirugía y no suele emplearse para tratar una pérdida de audición común.
Prevención y salud auditiva
Es muy importante que los padres nos demos cuenta de la importancia que tiene cuidar la Salud Auditiva de nuestros hijos. Hay que intentar que no usen excesivamente los auriculares y menos a los volúmenes que suelen estar. Esto evitará la disminución de la capacidad auditiva, que generalmente se hace evidente en la edad adulta. Quien no ha ido en el transporte público y ha visto a cientos de adolescentes y jóvenes escuchando música a través de los auriculares de su equipo reproductor. Esto que parece inofensivo, en realidad puede ser peligroso en la medida que no se mantenga un volumen adecuado o que la escucha se prolongue por mucho tiempo.
La intensidad del sonido se mide en decibelios (DB). Lo aconsejable es que el sonido no supere los 50 ó 55 DB, pero en el mercado se pueden encontrar reproductores portátiles de música que pueden llegar a alcanzar los 135 DB. Un ejemplo muy claro: escuchar música con auriculares a más de 100 decibelios sería como escuchar el sonido de las turbinas de un avión. Esta práctica es muy perjudicial para un órgano tan sensible como el oído, porque puede generar un trauma acústico y pérdida auditiva. Podemos saber fácilmente cómo debe ser el volumen de estos auriculares: si se oyen desde el exterior es que están por encima de lo aconsejable.
Otro ejemplo muy claro del daño que podemos ocasionar a nuestros oídos son las discotecas, conciertos, etc. ¿Quién no ha llegado a casa después de un concierto o de una noche de fiesta con los típicos pitidos de oído? Esto es una alerta que nos da nuestro cuerpo para decirnos que nos hemos pasado.
Una persona con sordera puede sentirse insegura al salir fuera de su entorno habitual. Es consciente de que, por ejemplo, al cruzar una calle puede no escuchar una bocina o le puede incomodar participar en una conversación en la que tiene problemas para escuchar y entender lo que se habla.
Los alimentos de color rojo y anaranjado son unos grandes aliados a la hora de cuidar nuestra salud visual. Zanahoria, calabaza, tomate, pimiento rojo,…, son alimentos que contienen Betacarotenos (es un pigmento vegetal responsable de su tonalidad y que actúa como Provitamina A). Nuestro organismo lo transforma en Vitamina A o Retinol.
Su carencia puede provocar disminución de la agudeza visual, especialmente durante la noche, sequedad en el ojo o inflamación de los párpados.
Dichos alimentos también tienen la capacidad de proteger nuestra visión de la radiación solar, gracias a la Luteína, antioxidante que también poseen las espinacas.
Las demás verduras, los lácteos y los cereales integrales también nos ayudarán gracias a la Vitamina B2 que contienen, así como la carne, el pescado, la yema de huevo, las legumbres y los frutos secos por su alto contenido en cinc, y el aceite de oliva o de semillas por la Vitamina E.
Conclusión
La mejor prevención posible para este problema es cuidar los volúmenes de los sonidos que escuchamos y, por supuesto, realizar revisiones para detectar la pérdida cuanto antes y ponerle solución. Y en esto, Audioptica tiene las instalaciones y los profesionales perfectos para ayudaros.
Muchas gracias por la atención, y ¡a cuidarnos!